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Comienzos...

En realidad no sé por qué empecé a escribir. Jamás lo había hecho (ni una simple carta). Puede que fuese por una necesidad innata de contar cosas. O porque es más difícil equivocarte cuando tienes tiempo para pensar lo que vas a decir. Escribir te da opción a borrar. Hablar no. 

Nunca he creído en las coincidencias, ni en las casualidades. Prefiero pensar que las cosas llegan porque cada uno estamos destinados para algo en concreto. Quizá las letras siempre fueron mi leitmotiv pero decidieron jugar al escondite conmigo hasta que, un día, aparecieron para cambiarlo todo. 

2013 es el año en el que llegó ese giro. Y a él le acompañó una novela llamada “Cosas y pelo”. No eres consciente de lo que una decisión puede influir en tu futuro hasta que no lo ves con distancia. Han pasado ya bastantes años de eso pero aún sigue emocionándome con la misma intensidad. Recuerdo con absoluta claridad la primera vez que tuve un ejemplar en mis manos. Lo que significó ver mi nombre en aquella portada. Pero, sobre todo, las primeras criticas que recibí por parte de lectores anónimos. Fue tan increíble… 

" Escribir, para mí, es la manera de gritar muy alto sin molestar a los demás. Una expresión artística que me llena el alma de sentimientos preciosos. "

En ese año también sucedió algo completamente nuevo. Empecé a utilizar las redes sociales para compartir lo que iba escribiendo y capturas relacionadas con las cosas tan bonitas que me estaban ocurriendo. A penas tenía unos cientos de seguidores (la mayoría amigos y conocidos) que me mostraban su admiración por el gran atrevimiento a darle vida a algo tan intimo, y tan mío, como aquellos pequeños relatos. Sin esperarlo, y sin saber hasta donde me llevaría, las redes sociales comienzan a crecer de manera brutal. Tanto que en pocos meses cuento con miles de lectores que me empujan y animan, a diario, para seguir inmerso en un mundo que me daba tanto miedo como curiosidad. 

Me gustaría expresar lo que son las redes sociales para mí. Gracias a ellas he conseguido la mayoría de los propósitos que me han llevado hasta este punto. Yo me considero una persona poco abierta. Soy bastante celoso de mi privacidad. Los que me seguís os habréis dado cuenta de que publico poco acerca de mí. Pero, por el contrario, me hace realmente feliz compartir lo que escribo y lo que se me va ocurriendo en mi día a día: reflexiones, alguna critica (siempre con respeto), sentimientos… todo eso nos ha llevado a crear una inmensa familia de gente que lee. Gente que utiliza las redes para algo muy bonito. Os aseguro que cada uno de vosotros, que os encontráis tras una pantalla de un dispositivo, no sois solo un simple numero. Ni algo que incremente mi ego de forma súbita. Vuestros likes, comentarios y mensajes son un motivo más para seguir con algo que me hace realmente feliz. 

No sé qué me deparará el futuro. Ni lo que me hará feliz dentro de un tiempo (ni siquiera soy consciente de lo que voy a hacer mañana). Pero lo que tengo muy claro es que todo esto que me está sucediendo me hace sentir muy fuerte. Escribir, para mí, es la manera de gritar muy alto sin molestar a los demás. Una expresión artística que me llena el alma de sentimientos preciosos. Por eso, si decidís leerme, os insto a que compartáis vuestros sentimientos conmigo. Escribir un libro no es únicamente encadenar un montón de palabras con cierto orden y lógica. Escribir un libro es sentirse vivo. Sentirse tan vivo que, a veces, dejas de temer a la muerte. 

 

“Con más de 130.000 seguidores en su perfil de Instagram, el cual nutre sólo a golpe de frases, el escritor ha logrado afianzar su nombre entre varias generaciones del público femenino”

TODO LITERATURA
Febrero, 2017

De la mano del protagonista de Cosas y pelo, el lector emprende ese viaje sin retorno. Las escenas eróticas son innumerables, son la esencia misma del libro. Minuciosas, precisas, no dejan indiferentes. El lector las vive, electrizado, compartiendo la excitación del cuerpo y los dilemas de la mente, el deseo feroz, el embrujo, la obsesión. Poco a poco va adentrándose en ese mundo oscuro. El autor permite una identificación con su protagonista que asusta por su intensidad. Ser un muñeco. O ser un monstruo. Entregarse totalmente. Sentirse poderoso, u olvidarse en la libertad del sometimiento. Poseer, destruir, dañar. Jugar con la excitación sin par de la muerte. O tener el valor de romper el juego.

Helena Cosano
Septiembre 2013

CARTAS AL CIELO: Todo el libro es la manifestación del inconmensurable y eterno amor que un hijo puede sentir por su madre. Las cartas rezuman una sensibilidad pasional fuera de lo común; es una declaración de Amor infinito mucho más poderoso que la muerte. No conozco una declaración de amor más profunda e intensa. Ángel y demonio, demonio o ángel, Manuel Montalvo, sin subterfugios literarios de ninguna índole, desnuda con palabras limpias, contundentes, bellísimas, el corazón y el alma de un ser humano, de un autor fuera de serie.

Luis Eduardo aute
February 15, 2017

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