Tenemos la manía de complicar todo constantemente. Vivimos en un mundo lleno de trabas que nosotros mismos creamos. Lo que a simple vista parece fácil, tendemos a enrevesarlo porque creemos que lo complicado es más satisfactorio.
Algo tan simple como el quererse se ha convertido en brisa cuando debería ser un maldito torbellino. Y, por desgracia, demasiadas parejas viven la peor parte del amor. ¿Por qué intentar ver barreras donde deberían existir paisajes preciosos?
Uno de nuestros mayores errores es creer que lo que nos cuesta conseguir será mucho más gratificante a la larga. Y quizá, en ciertos casos, sea verdad. Pero no debemos aplicar esa fórmula cuando se trata del amor. Querer es sencillo, solo debes estar dispuesto a hacerlo. Sin limitaciones ni impedimentos. Poner la zancadilla a nuestros sentimientos puede llegar a ser una de las peores caídas a las que nos enfrentaremos a lo largo de nuestras vidas.
El amor es sencillo, los difíciles somos nosotros.

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